La trufa es uno de los manjares más apreciados en la gastronomía de todo el mundo, pues con ella se obtienen excelentes platos aderezados con una textura especial y un aroma único. Además, se trata de ingredientes complicados de encontrar porque solo crecen en entornos muy especiales, por lo que tienen ese atractivo particular de lo exclusivo y lo único.
Pese a que se habla de ellas en general, lo cierto es que hay más de setenta especies creciendo alrededor del mundo. No todas nos ofrecen las cualidades perfectas para ser cocinadas, así que solemos decantarnos por 5 de ellas para cultivar, recoger, cocinar y servir. Pero, ¿sabes cuáles son?
En este artículo conocerás los principales tipos de trufas que pueden estar a tu alcance, así como las características y diferencias que presentan. De esta forma, podrás hacer la mejor elección la próxima vez que decidas degustarlas o cocinarlas a tu manera.
Los principales tipos de trufa son los que puedes encontrar en el mercado y los que son mejores para cocinar deliciosos platos. Puedes diferenciarlas inicialmente por su color, aunque también presentan otras particularidades en cuanto a los aromas, el sabor, la textura y la forma en la que se preparan. A continuación, te mostramos cuáles son y cómo son.
Se trata de la conocida comúnmente como la trufa de invierno y es sin duda la que más se emplea en el entorno gastronómico. Lo habitual es que se desarrolle junto a los robles, las encinas y otros árboles de cualidades similares. La mayor particularidad en su crecimiento es que únicamente se da a una altitud muy elevada por encima del nivel del mar y prefiere el clima mediterráneo.
La trufa de verano es muy parecida a la anterior a simple vista, sin embargo, su temporada es otra y su valor en el mercado también es inferior. Con ella se efectúan sobre todo las conservas para obtener trufas que duran y aguantan bien el paso del tiempo. Una de las diferencias que se pueden apreciar con facilidad es que, con la madurez, su color se torna algo más amarronado.
Una trufa que se presenta en totalidades más claras y amarronadas, más pequeña en cuestión de tamaño, y que se emplea de una forma similar al resto de las especies. También es muy común a la hora de presentarla en conserva, como ocurre con el tipo anterior.
Es una de las trufas más conocidas del mercado, pues hay muchas personas que consideran que existen únicamente la trufa blanca y la negra. Como estamos viendo, hay más variedades y matices. Esta también se denomina como trufa del Piamonte y se trata de un ejemplar verdaderamente lujoso, además del manjar más caro del mundo en este tipo de alimento. Crece en libertad como un hongo totalmente silvestre en la zona que le otorga el sobre nombre, también en otras áreas de Croacia e Italia.
Muy similar a la trufa negra en apariencia y, como es lógico, original de China. Se trata de una propuesta muy interesante desde el punto de vista gastronómico porque ofrece un sabor lo bastante intenso a un precio que puede ser más moderado que otras variantes, es decir, guarda un buen equilibrio en sus atributos. Suele emplearse la forma tradicional, rayando sobre los platos o bien cortándola en láminas muy finas.
La trufa más deseada y comercializada en nuestro país es la Tuber melanosporum Vitt, es decir, una espléndida y aromática trufa negra. Prácticamente, toda la producción que encontramos en España es cultivada por las complicaciones que tiene esta variante para desarrollarse. La buena noticia es que la puedes adquirir aquí: https://trufalia.es/trufa-fresca/
El motivo por el cual se genera de esta forma solo es su complejidad en el crecimiento, por lo que no quiere decir que sea de calidad inferior, todo lo contrario: tiene las condiciones perfectas para salir adelante en todo su esplendor.
Sarrión, perteneciente a la comarca de Gúdar-Javalambre, es considerada la capital de la trufa negra porque es la zona en la que se presentan las condiciones más favorables. Allí hay una suerte de cultivos que nos ofrecen este mangar de la tierra tan delicado.
Por otro lado, como ya hemos advertido, la trufa blanca solo se encuentra en determinadas zonas del mediterráneo y es más complicada de adquirir por su exclusividad y por su precio extremadamente elevado. La variante china, por su parte, la verás en los países asiáticos.
La trufa brumale crece en algunas zonas del norte de España, propia de Castellón o Tarragona. Mientras que la trufa de verano se da en los bosques mediterráneos y necesita de cierta altura para desarrollarse como ocurre con la de invierno, pues no se encuentra a altitudes más bajas de entre 200 y 1000 metros sobre el nivel del mar.
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