Los cactus son un tipo de plantas que pertenecen a la familia de las Cactaceae. Originarios de América, su hábitat natural se caracteriza por unas condiciones climáticas extremas: altas temperaturas y escasas lluvias.
Sin embargo, hoy podemos encontrarlos en cualquier parte del mundo. Son muy abundantes en los hogares, dado que son plantas que requieren de escasos cuidados y son especialmente ornamentales. Entre sus cualidades, son considerados purificadores de ambientes.
El número de especies de cactus ronda los 2.000 tipos, con toda la variedad que ello conlleva. Hoy os hablaremos de algunos de los tipos de cactus que existen, sus características y sus necesidades para acercaros a una de las plantas más fascinantes del mundo.
Se trata de uno de los tipos de cactus más grande de los que existen sin espinas en su hábitat natural. El género Rhipsalis es originario de las regiones tropicales y subtropicales distribuidas desde Norteamérica hasta el centro de Suramérica. Este hábitat le diferencia de los áridos suelos donde crecen buena parte de sus congéneres.
Pertenece al grupo de los cactus epífitos, cuyo nombre nos indica que crecen aferrados a otras plantas, especialmente en árboles, pero también pueden encontrarse en las gritas de las rocas.
Su apariencia es de tallos colgantes, de forma cilíndrica, que se ramifican. También podemos encontrarlos aplanados. En cuanto a sus flores son de las más pequeñas que pueden encontrarse en los cactus y de color blanco, aunque algunas pueden presentar un tinte amarillo o rojizo.
Este tipo de cactus adquiere la forma de un arbusto. Su tronco se conforma mediante pencas o palas aplanadas, las cuales se unen las unas a las otras a modo de hojas. Su color verde medio se ve salpicado por las flores de esta planta, que van desde las tonalidades amarillas a las rojas.
Originaria de México, la Chumbera también puede encontrarse en la Cuenca del Mediterráneo y el Norte de África. A diferencia de la Rhipsalis, la Chumbera prefiere unos suelos más secos y principalmente arenosos y calcáreos.
Tanto sus frutos (los higos chumbos) como sus tallos, son muy apreciados en términos agroeconómicos, pues son comercializados y consumidos en un buen número de países.
Para finalizar con los tipos de cactus sin espinas, os dejamos uno de los más admirados: el género Pereskia. Conocida también como cactus rosa, se trata de una llamativa planta cuya fama reside en sus flores de pétalos rosas y estambres amarillos.
De clima tropical, la Pereskia abunda en Centroamérica y Suramérica. Para los aficionados a los cactus y, en especial, a los que carecen de espinas, la Pereskia crece muy bien en interior, aunque también puede cultivarse en jardines. En cuanto a sus necesidades, precisa de horas de sol y temperaturas que no baje de los 8ºC, debido a su condición tropical.
Estamos ante el cactus de mayores dimensiones del mundo. Pero si no solo impresiona su tamaño, sus espinas no se quedan atrás, pues pueden alcanza los 7 centímetros de longitud. Es el cactus por excelencia de las películas del western americano.
Este cactus habita en el Desierto de Sonora (Arizona), en el que se han encontrado ejemplares que han llegado a los 23,8 metros de altura. Crece muy despacio y se ha calculado que su esperanza de vida puede superar los 200 años.
El género opuntia es fácilmente reconocible por la forma aplanada de sus hojas de las cuales brotan sus feroces espinas, como en el caso del tipo Opuntia littoralis, que pueden alcanzar hasta los 10 centímetros. Crece en forma de arbusto y, en cuanto a su tamaño, no suele superar los 5 metros de altura.
Durante la floración, podemos apreciar una amplia gama de vivos colores que van desde el amarillo hasta el púrpura.
Es considerado un género de cactus extremadamente resistente a las altas temperaturas y a las sequías, por lo que, si estás pensando en incorporar una Opuntia a tu hogar, ya sabes que no requerirá de grandes cuidados.
Su propio nombre ya nos da una pista. Nos encontramos, literalmente, ante un “cactus salvaje o cactus indómito” por sus fuertes y afiladas espinas, como la que podemos apreciar en su especie emoryi.
Esta especie es originaria de México, aunque también la podemos encontrar en Arizona. Presenta un tallo cilíndrico y no supera los 2,5 metros de altura. Sus espinas radiales pueden alcanzar los 6 centímetros de largo, mientras que la espina central puede variar de los 4 a los 10 centímetros de longitud. La ferocactus emoriyi presenta flores amarillas en forma de embudo.
También conocido como cactus estrella, sus flores aparecen desde mediados de la primavera hasta finales de verano, y van desde las tonalidades verdes hasta el amarillo más intenso. Esta especie es originaria de México y cuenta con seis tipos especies diferentes.
Su cuerpo puede alcanzar hasta un metro de altura y se caracteriza por su color verde oscuro, el cual va aclarándose poco a poco conforme avanza en edad. Soporta altas temperaturas, aunque, durante las épocas más frías, no tolera menos de 5ºC. En cuanto a los suelos, prefiere los muy secos.
Estos cactus, originarios de América del Sur, presentan unas flores que se encuentran entre las más grandes de todas las especies de este tipo de plantas. Pueden alcanzar los 5 metros de diámetro y su color puede variar entre blanco, rosado o amarillo.
Este género de cactus está integrado por hasta 150 especies, siendo la oxygona la que presenta este tipo de flor. Además, es un cactus de tamaño pequeño y muy indicado para todos aquellos que empiecen a iniciarse en el cuidado de estas plantas. Necesitarán poca agua y no permanecer durante todo el día expuestos a la luz directa del sol.
También podemos referirnos a este tipo de planta con el nombre de cactus de Navidad. Los cactus del género Schlumbergera son especialmente populares en diciembre, ya que sus flores son muy apreciadas en la decoración de los hogares.
Ahora bien, requiere de unos cuidados específicos como por ejemplo no excederse con el riego o equivocarnos en el sustrato, impidiendo que la planta drene correctamente.
En cuanto a sus flores, como hemos mencionado al principio, son muy ornamentales y pueden ser de color rosa, blanco, amarillo o naranja.
También conocida como planta cebra, pertenece a la especie suculentas, y se trata de uno de los tipos de cactus más buscados para adornar cualquier rincón del hogar.
No solo su apariencia es llamativa y atractiva, sino que, en cuanto a los cuidados, no tendrás que ser un experto en plantas para mantenerla. La Haworthia fasciata necesita poca agua, luz y encontrarse lejos de las corrientes de aire. Si por el contrario queremos cultivarla en el exterior, lo ideal sería un lugar en semisombra.
Este tipo de cactus adopta la forma de un árbol conforme va creciendo. Puede alcanzar grandes alturas y lo hace con esta peculiar forma de candelabro, que le da su sobrenombre.
Si prefieres que no alcance demasiada altura, es cuestión de controlar la tierra y el espacio que le dejes para crecer. Así de sencillo. Al igual que la Haworthia fasciata, necesitará zonas de sol y sombras, y también estar protegida de las corrientes de aire. En cuanto al riego, apenas será necesario durante el invierno. Únicamente habrá que aumentar la cantidad de agua en los meses más cálidos.
Este género de cactus es originario de América del Sur. Se trata de pequeños cactus achatados que presentan entre 5 y 7 espinas radiales. Sus flores lucen un precioso color púrpura, rojo o rosa, que animarán cualquier rincón del hogar.
Sus cuidados no son muy exigentes. Como la gran mayoría de los cactus, regaremos cuando la tierra esté completamente seca y no en grandes cantidades. En invierno, apenas es necesario aportarle agua. El único requerimiento más específico es que, en invierno, la temperatura no baje de los 5ºC.
Originario de la cordillera de los Andes, donde crece a altitudes que superan los 2.000 metros, el Cactus de San Pedro puede soportar temperaturas muy bajas.
Es un tipo de planta columnar, con muchas ramificaciones, que llega a alcanzar, al menos, los 6 metros de altura. El verde de su tallo crea una combinación perfecta con el blanco de sus flores, las cuales se sitúan en lo alto de los tallos.
Por su aspecto y sus escasos cuidados, se trata de un tipo de planta muy querida en los jardines. Pero cuidado, pese a lo apetecible de sus frutos, se desaconseja comerlos, pues tienen propiedades alucinógenas.
Pese a su nombre poco amigable, se trata de uno de los tipos de cactus más queridos para la decoración del hogar y los jardines. Es especialmente adecuado para exterior, puesto que es muy resistente a las temperaturas extremas, ya sea de frío o de calor.
Su forma se asemeja a la de un globo, aunque su parte superior es completamente plana. Tiene un tamaño no demasiado grande, alcanzando los 40 centímetros de ancho y largo. Su color verde grisáceo contrasta con el color rojizo de sus 4 espinas centrales. Además, sus flores perfumadas se caracterizan por su color rojo con pétalos de diferentes colores, que pueden ser azules, blancos o violetas.
Muy apreciada por los amantes de los cactus, la Sedum morganianum, popularmente conocida como Cola de burro, es ideal para colgar en una canasta colgante o de un balcón.
Sus hojas tienden a absorber el agua, por lo que hay que tener cuidado con el peso que puede llegar a alcanzar. Una buena iluminación, aunque no directa, hará que aparezcan sus bellas flores de color blanco.
Un riego cada dos semanas será suficiente para mantenerla nutrida en los meses de crecimiento, esto es entre abril y septiembre. En las épocas de invierno, no es necesario regarla tan a menudo.
También conocida con el nombre de Collar de perlas o Planta Rosario, la Senecio Rowleyanus proviene de Sudáfrica. Sus tallos colgantes alcanzan una longitud considerable, y están adornados por pequeñas hojas redondas que le dan ese nombre tan característico de Collar de perlas.
Su época de floración es una vez al año, en la que podremos disfrutar de sus preciosas flores blancas. Habremos de regarla únicamente cuando la tierra esté bien seca y no exponerla directamente a la luz del sol.
De la familia de las suculentas, el cactus arepo puede alcanzar los 5 metros de altura. Presenta un tallo que se ramifica desde la base, la cual presenta entre 7 y 8 espinas. De forma aplanada, no cuenta con muchas espinas para tratarse de un cactus del desierto.
Sus flores presentan pétalos de color rojo en sus extremos, mientras que el interior luce tonalidades amarillas.
Se encuentra fácilmente en el Desierto de La Tatacoa, la segunda zona árida más extensa de Colombia, donde, además de este tipo de cactus, podemos encontrar otros como el que os mencionamos a continuación.
Es famoso por su belleza entre todos los cactus que habitan en el desierto. Su nombre se debe a su apariencia delgada, larga y curva pues, al crecer, cuelga hacia el suelo. Además, de sus areolas brotan una especie de pelillos que le dan esa apariencia de cola de zorro o cola de mono, como también se conoce.
Con el fin de recoger el agua y soportar las duras condiciones climáticas, presenta unas largas espinas que le permiten abastecerse. Sus flores son de color rojo brillante y pueden tener un diámetro de hasta 7 centímetros.
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