El sol es la estrella que se encuentra en el centro de nuestro sistema solar y la que condiciona la vida en nuestro planeta, gracias a su brillo y al calor que desprende. Ya que, gracias a la propia rotación del planeta, existe la división entre el día y la noche. Por ejemplo, es un hecho que las plantas se alimentan de la energía que desprende este astro y la transforman en su propio alimento gracias a un complejo proceso llamado fotosíntesis.
Durante miles de años, la humanidad ha aprovechado la energía solar de forma pasiva. Es decir, lo ha conseguido orientando sus soluciones arquitectónicas y los espacios en los que ha habitado desde la antigüedad para aprovechar al máximo el calor y la luz que el sol proporciona.
Por ejemplo, es habitual que se abran ventanas en los edificios para permitir la entrada de la luz natural en los espacios que habitamos, así como para orientarlos o construirlos con determinados materiales que permitan absorber la energía calorífica que este astro genera. Este hecho lo aprovecharon las antiguas civilizaciones, como las de la antigua Grecia o Roma, en torno al siglo V a.C.
Sin embargo, no fue hasta los dos últimos siglos, es decir entre el siglo XIX y el XX, cuando se empezaron a crear distintos dispositivos que utilizaban la energía solar para proporcionar electricidad. De hecho, fue en 1883 cuando Charles Fritts consiguió crear lo que hoy en día es la base de los actuales paneles solares.
Especialmente a finales del siglo XX y principios del XXI ha tenido lugar una revolución constante en este campo. Por lo que hoy en día existen, generalmente dos formas de aprovechar la energía solar: la térmica y la fotovoltaica, de las que vamos a hablar más adelante. Suponen un avance técnico muy importante para nuestra sociedad y para la consecución de un futuro totalmente eco-sostenible. Por ello, los especialistas de SolarPlak nos van a explicar los beneficios que tiene la energía solar para el medio ambiente.
Los especialistas de SolarPlak nos comentan que existen muchas dudas generalizadas en la sociedad respecto al impacto medioambiental que puede tener el aprovechamiento de la energía solar. Existen muchos mitos y creencias erróneas que advierten que la energía solar es mucho más contaminante de lo que pensamos.
Sin embargo, esto es totalmente falso. Ya que, si bien puede generar una cantidad mínima de residuos, el impacto ambiental de la energía solar es prácticamente nulo. Esto se debe gracias a que no se produce ningún efecto negativo en el entorno natural en el momento en que se produce la energía eléctrica cuando se utilizan los paneles solares.
A diferencia de otras fuentes de energía que sí necesitan realizar procesos químicos, como es el caso de la energía nuclear o con la quema de combustibles fósiles, la energía solar no lo requiere. Por ello, la energía solar tiene la ventaja o virtud de no contaminar el entorno ni contribuir al calentamiento global. Es decir, no se produce ningún tipo de combustión ni vertidos tóxicos para el medio ambiente. Además, la energía que aprovechan es 100% limpia e inagotable, mientras el sol siga brillando.
Ahora bien, la fabricación de los paneles solares es un punto un poco más conflictivo, ya que sí se utilizan materiales que pueden resultar tóxicos, como, por ejemplo, la plata o el cadmio. Asimismo, las centrales térmicas solares necesitan cubrir grandes extensiones de terreno para poder funcionar. Sin embargo, los múltiples beneficios que aporta superan con creces a los efectos negativos que puede llegar a tener.
Como hemos comentado anteriormente, aunque la fabricación de los paneles solares puede tener un impacto ligeramente negativo en el entorno natural, los beneficios son mucho mayores. Por ejemplo, el beneficio principal de la energía solar para el medio ambiente es la reducción de las emisiones de CO2.
De hecho, al reducir las emisiones de CO2 de la atmósfera, el impacto de la energía solar sobre el medio ambiente es altamente positivo. De hecho, gracias a la reducción de estos contaminantes en el ambiente, se ha podido comprobar que la capa de ozono se está recuperando a buen ritmo.
Esto permite que la energía solar sea uno de los mejores aliados con los que cuenta la humanidad para frenar el calentamiento global y luchar contra el cambio climático. Esto se debe gracias a que reduce la dependencia que tenemos de los combustibles fósiles para generar energía eléctrica. De momento, este tipo de energía se está utilizando como complemento de otras energías no limpias y no renovables y, a pesar de todo, sus beneficios ya son notables.
Además, debemos ser conscientes de que el aprovechamiento de la energía del sol se puede destinar perfectamente a abastecer a toda la humanidad. De hecho, el sol proporciona a la superficie terrestre una cantidad anual de energía 4.500 veces superior a la energía que actualmente consumimos. Por ello, es una fuente de energía inagotable y, por supuesto, renovable.
Asimismo, la energía solar no necesita generar residuos para producir energía eléctrica. Esto la convierte en una de las fuentes de energía más limpias y que generan un impacto ambiental mucho más reducido que otras fuentes renovables. Por ello, permite preservar los entornos naturales, como los ríos, los acuíferos, los lagos y el propio mar, ya que conserva el uso del agua.
Tal y como nos comentan los especialistas de SolarPlak, la energía solar se puede aprovechar de dos maneras distintas: en forma de energía térmica o como energía fotoeléctrica. Ambas utilizan paneles solares para generar electricidad, pero la manera de conseguirla es distinta.
Por ejemplo, la energía solar térmica permite aprovechar la energía calorífica del sol hacia un medio que sea capaz de absorber este calor, como el agua o el aire. Por ello, es capaz de generar la energía suficiente para el autoconsumo de un hogar de una manera concreta. Por ejemplo, se utilizan los paneles solares para concentrar el calor en un punto donde calentar agua hasta producir el vapor suficiente para producir electricidad. No obstante, de las dos maneras de aprovecharla, este método es el menos eficiente.
En cambio, la energía fotovoltaica transforma directamente la radiación del sol en electricidad gracias al uso de placas solares. Esto se puede lograr aprovechando las propiedades de los materiales que forman dichas placas solares mediante células fotovoltaicas.
Por ello, se pueden realizar instalaciones de energía solar fotovoltaica, tanto a pequeña escala como a gran escala. Por ello, se diferencian dos tipos de instalaciones fotovoltaicas para generar energía eléctrica. Así pues, por un lado, tenemos las de autoconsumo para realizar instalaciones individuales en todo tipo de viviendas. Por otro lado, tenemos los huertos solares, que se utilizan para la producción y comercialización de electricidad a gran escala.
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